Como líder, ¿sientes a menudo que no llegas a todo? ¿Algo parecido a la sensación de que estás corriendo, pero que nunca logras avanzar?
En el entorno laboral, ese malestar se genera cuando nos sentimos incapaces de cumplir con las expectativas y completar las interminables listas de tareas que muchas veces nos autoimponemos.
Y a pesar de ser un sentimiento habitual en nuestras vidas, te aseguro que no debería serlo.
Contenido del artículo
¿Qué es el estrés laboral? Causas y síntomas principales
El estrés laboral es la respuesta física y emocional de una situación de desequilibrio entre lo que se nos exige y los recursos de los que disponemos para poder cumplir con esas exigencias.
Es decir, es lo que sentimos cuando queremos cumplir mucho, pero no tenemos las herramientas o capacidad suficiente para lograr estas metas altísimas. Y esto nos afecta a todos los niveles, emocional, físico y mental.
Principales causas del estrés laboral en líderes
Hay muchas causas que pueden acentuar el estrés laboral en personas que están en una posición de liderazgo. En mis consultorías, algunas de las más habituales que veo son las siguientes:
- No saber qué habilidades del trabajador destacar para mantener su motivación.
- No saber cómo delegar algunas responsabilidades de manera adecuada.
- Falta de reconocimiento y ausencia de incentivos hacia el trabajo hecho.
- Promocionar a personas de manera aleatoria, sin tener en cuenta si tienen las habilidades adecuadas para la nueva posición.
- Ejercer autoridad de manera coercitiva o manipulativa.
Es normal que quizás cuando conseguiste una posición de liderazgo no tuvieras las habilidades para poder guiar a tu equipo. Pero ahora que estás aquí, ha llegado el momento de tomar responsabilidad para mejorar tus habilidades y poner a raya tu estrés, antes que afecte a tu salud.
Cuando tu organismo se enfrenta a una situación de estrés, ocurren distintas reacciones en distintas fases, en la que cada vez tenemos más afectaciones físicas y emocionales.
Primera fase: alarma
La primera etapa es la fase de alarma, en el que tu cuerpo incrementa las fuerzas defensivas del organismo, estimulando al sistema nervioso para prepararse para una reacción de lucha o huida.
En esta etapa, la médula adrenal libera adrenalina, y la corteza adrenal glucocorticoides. Ambos mediadores ayudan a restablecer la homeostasis, es decir, el estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo necesarios para sobrevivir y funcionar de forma adecuada. Algunos de los primeros síntomas que nos provoca el estrés laboral y que estoy es muy probable que te resulten familiares, son:
- Una sensación de calor y aumento de sudoración.
- Tienes más palpitaciones y la respiración se acelera.
- Sientes dolor de estómago y tensión muscular.
- Aumento de la presión arterial y tu piel se vuelve más pálida.
- Problemas de insomnio. Te cuesta conciliar el sueño, y cuando lo logras, te despiertas a menudo.
- Disminución de la líbido.
- Falta de hambre o alteraciones digestivas, como digestiones difíciles o acidez.
En resumen, tu cuerpo se pone en un estado de alarma, como si de manera constante tuvieras mucho miedo de lo que puede llegar a pasar si no cumples con las expectativas.
Segunda fase: resistencia o adaptación
Pero aquí no terminan los efectos del estrés. Después de estos síntomas, lo más habitual es que tu cuerpo entre en una fase de resistencia o adaptación. Los tejidos de tu cuerpo empiezan a intensificar su actividad funcional para que esta sea óptima. En este momento, podemos experimentar:
- Cambios de humor
- Retención de líquidos
- Aumento de infecciones
- Retraso en la cicatrización de tejidos
- Tics nerviosos
- Tensión y dolor muscular
- Dolor de cabeza
- Sequedad boca
- Insomnio y pesadillas
- Dificultad concentración
Como puedes ver, el estrés laboral no solo afecta a nuestra mente y maneras de actuar, sino que también tienen un efecto directo sobre nuestra salud física.
Tercera fase: agotamiento
De hecho, hay una tercera fase conocida como “fase de agotamiento”, quizás la más peligrosa para tu salud. En esta fase, el organismo pierde la capacidad de adaptación y defensa y puede terminar en enfermedad o incluso en la muerte por agotamiento.
Quizás has escuchado alguna vez la expresión “enfermar por estrés”, que suele ocurrir cuando se llega en esta etapa. Algunos de los síntomas son:
- Aumenta el nerviosismo, el mal humor y la irritabilidad.
- Notas que te falta concentración, tienes mala memoria y te cuesta tomar decisiones.
- Sientes un gran agotamiento físico y mental, sensación de desesperanza, negatividad, pesimismo, vértigo y mareo.
- Te cuesta comunicarte y tienes respuestas emotivas exageradas.
- Sientes euforia por las noches, te cuesta mucho conciliar el sueño.
- Pueden surgir enfermedades de la piel, corazón, digestivas, inmunológicas, infertilidad, cáncer…
- Tienes infecciones recurrentes, pérdida de la líbido, ansiedad por la comida, bruxismo (rechinar los dientes).
- Se acelera el envejecimiento.
¿Te has identificado con alguno de estos síntomas? No te preocupes, ahora es el momento de pasar a la acción y empezar a mejorar la gestión del estrés antes de que afecten a tu salud.
RECUERDA
Es muy probable que te preguntes: ¿cómo puedo afrontar y manejar situaciones de estrés laboral de forma saludable? Y la respuesta es mejorar tu inteligencia emocional.
Cómo potenciar la inteligencia emocional como líder
Desarrollar tu capacidad para reconocer, comprender y gestionar tus propias emociones y las de quienes te rodean en el ámbito laboral.
Esta es una habilidad que no solo te ayudará a reducir tu estrés, sino que también te ayudará a mejorar tus relaciones, aumentar tu capacidad en la toma de decisiones y fortalecer tu liderazgo.
Como cualquier habilidad, la inteligencia emocional también se puede entrenar. De hecho, si quieres ser un buen líder y tener éxito profesional, esta será de las principales habilidades que tendrás que profundizar a lo largo de tu carrera.
Hardskills vs. softskills
Hasta hace unas pocas décadas en las empresas solo se medían otro tipo de inteligencias basadas en competencias, más analíticas y lógicas, que pueden adquirirse mediante formación y experiencia profesional. Las llamadas hardskills.
Sin embargo, en la actualidad, la proyección y resultados de una empresa está muy influenciada por las softskills (habilidades interpersonales) como la empatía, la flexibilidad, la autorreflexión, la comunicación…
Para poder entender estas habilidades interpersonales, el primer paso es comprendernos a nosotros mismos y a los demás, para saber adaptarnos al entorno. Así podremos prosperar en el nuevo entorno laboral VUCA (ambiente volátil incierto, complejo y ambiguo) o al entorno BANI (frágil, ansioso, no lineal e impredecible).
Inteligencia emocional en el liderazgo: claves para liderar a tu equipo con salud
La inteligencia emocional se trabaja con ejercicios específicos sobre las emociones, su percepción, comprensión y regulación. Forma parte de un empeño en el autoconocimiento propio y las relaciones humanas.
Si te paras a pensarlo, es sorprendente lo poco que nos conocemos y cómo reaccionamos ante nuestras emociones. ¿Eres capaz de identificar cómo tu estado anímico afecta a tu comportamiento, cuáles son tus capacidades y debilidades? Créeme, con un curso de empatía no es suficiente… Y aquí la pregunta más importante es la siguiente:
¿Cómo puedo reconocer las emociones de los otros si no conozco las mías?
En empresas, podemos ver que hay muchas personas con un gran coeficiente intelectual, que desempeñan tareas del ámbito analítico y lógico, pero con muy poca habilidad para solventar situaciones emocionales. Sin embargo, la mayor parte de nuestras decisiones y relaciones sociales están basadas en la inteligencia emocional.
Quizás sientas que tú también tienes este perfil: desempeñas un buen papel a la hora de analizar y tomar decisiones, pero la gestión de proyectos y de equipo, como líder, se te resiste. Pero recuerda lo siguiente…
Si tú cambias, todo cambia
Hoy en día, cada vez hay más empresas que forman a sus equipos en INTELIGENCIA EMOCIONAL, algo imprescindible para mejorar el ambiente laboral, la productividad de los equipos y, por supuesto, su salud y bienestar. Todos salimos ganando.
Integrar la inteligencia emocional en tu manera de trabajar, te va a permitir tomarte las incidencias y retos desde una nueva perspectiva, que te ayude a tomar iniciativa y a ser proactivo para resolverlas. Imagínate por un momento cómo cambiaría tu entorno si decidieras ser más abierto, más flexible, más atento.
Tu equipo te vería con serenidad, con escucha activa y empatía, capaz de resolver situaciones y evitar conflictos crónicos. Además, confiarán en ti gracias a tu visión y capacidad crítica. Te escucharían, te respetarían y serías capaz de comunicar eficazmente los cambios necesarios en tu departamento, desde la humildad y la empatía.
Esto que acabas de leer es sencillo y complicado de aplicar al mismo tiempo. Requiere mucha práctica. Pero, al mismo tiempo, es el paso que necesitas dar si quieres convertirte en un buen líder, proactivo y abierto.
Y lejos del estrés laboral que sientes en estos momentos, ya que te será mucho más fácil delegar responsabilidades a otras personas de tu equipo, desde la confianza plena en ti y en tu equipo.
¿Tú también eres un líder que quiere impulsar el bienestar y la salud en tu empresa?
Entonces, empieza por concienciar y formar a todo el equipo en inteligencia emocional.
Si quieres transformar tu entorno laboral en un espacio para que cada persona pueda desarrollarse y crecer, me encantaría acompañarte en este proceso.
Soy Olga Esparch y acompaño a líderes y profesionales a tomar consciencia de los efectos del estrés en la salud, para aprender a gestionarlo a través de la biología y la inteligencia emocional.
Si quieres que te ayude a mejorar tu inteligencia emocional como líder, para poder evitar el estrés laboral, estaré encantada de atenderte. Puedes ponerte en contacto a través de mi formulario web.
¿Preparado para la transformación? ¡Convirtamos tu empresa en un lugar de crecimiento y no de sufrimiento!
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